La retina es la encargada de captar la imagen que vemos y transmitirla al cerebro. Está formada por tejido nervioso y sus células son neuronas especializadas en capturar dicha imagen: los fotorreceptores que, a su vez, la transmiten por el nervio óptico hasta llegar al cerebro. La zona central de la retina, que coincide con el eje visual, es la mácula, donde se concentra el mayor número de fotorreceptores, y la responsable de casi el 90% de la visión.
La retina se nutre de la pared a la que está adherida y si se separa de dicha pared, deja de funcionar; se queda sin riego sanguíneo y se estropean sus células que, como en todos los tejidos del sistema nervioso, no tienen capacidad de regenerarse ni se pueden trasplantar, pudiendo desembocar en una pérdida severa e irreversible de la visión.