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Lentes fáquicas, una alternativa a la cirugía refractiva con laser

La implantación de la Lente Fáquica ICL es el procedimiento refractivo que más ha crecido en los últimos tiempos por los resultados clínicos seguros y efectivos que ofrece y el alto grado de satisfacción que genera en los pacientes.
La ICL se coloca dentro del ojo, sin reemplazar al cristalino, en una intervención que requiere sólo de anestesia tópica y dura 10-12 minutos; y el paciente puede incorporarse a su vida normal al día siguiente de la intervención.

No se trata, pues, de quitar el cristalino como en la cirugía de cataratas, sino de añadirle poder dióptrico al ojo por medio de una lente tan sumamente fina que debe ser manejada bajo un microscopio quirúrgico (en su parte central mide 0.8 milímetros de grosor).

El Láser Excimer

El procedimiento quirúrgico más empleado en el mundo para corregir los defectos de refracción (miopía, hipermetropía y astigmatismo) es el Láser Excimer, que consiste en un tallado de la córnea eliminando tejido, a más dioptrías más tejido hay que extirpar, cuando el paciente presenta un número elevado de dioptrías o una córnea fina o patológica, no podemos actuar sobre la córnea, además, se ha demostrado a través de estudios con aberrometrías que tratamientos superiores a las 6 dioptrías empeoraban la calidad visual del paciente y la sensibilidad al contraste, aún habiendo quedado sin graduación y siendo imposible mejorar esa visión con unas gafas.

La lente fáquica o epicristaliniana

En estos casos, la siguiente opción es el implante de una lente fáquica o epicristaliniana, esto es, colocar una lente muy fina delante el cristalino, sin que lo toque. La lente ICL (Intraocular Collamer Lens) se comercializa a nivel internacional desde finales de los años 90, tendiendo desde entonces un historial de resultados clínicos seguros y efectivos, acompañados de altos niveles de satisfacción de los pacientes. Así, es el procedimiento refractivo que ha presentado el mayor crecimiento en los últimos tiempos, de tal manera que hace años sólo disponíamos de lentes ICL para miopes muy altos y en la actualidad tenemos lentes para miopes bajos y para astigmatismos dados los magníficos resultados obtenidos con esta técnica.

¿Qué es una ICL?

La ICL es similar a una lente de contacto. La diferencia consiste en que la ICL se coloca dentro del ojo en lugar de en la superficie; ésta es blanda y pequeña, pero no se reemplaza. Se convierte en una lente adicional del sistema ocular, pudiendo corregir miopía, hipermetropía y astigmatismo.

¿De qué está hecha la ICL?

La ICL está hecha de colamero®, un material avanzado y biocompatible que contiene una pequeña cantidad de colágeno purificado y que no causa ninguna reacción en el interior del ojo, siendo aceptado como tejido propio. Se trata de un material transparente y muy flexible que nos permite manipularlo fácilmente dentro del ojo.

¿Dónde se coloca la ICL?

La ICL se implantará dentro del ojo, justo detrás del iris, a través de una microincisión de 3mm en la córnea, estando diseñada para permanecer en su posición de forma indefinida sin necesidad de ningún cuidado especial.

¿Cómo se coloca la ICL en el ojo?

Se implanta con una cirugía de corta duración, con anestesia tópica, indolora. La lente se pliega y se introduce al interior del ojo a través de una pequeña incisión de menos de 3mm, que cierra sin necesidad de suturas. Una vez dentro del ojo, la ICL se despliega y se acomoda dentro del líquido que se encuentra entre el iris y el cristalino. Efectuando un simple procedimiento, la ICL se puede retirar o intercambiar por otra, si fuese necesario.

¿Cómo puedo saber si me puedo plantar una ICL?

Para saber si el paciente es candidato a esta cirugía hay que realizar un estudio exhaustivo y personalizado del ojo; mediante topografía con cámara Scheimpflug (Pemtacam®) determinaremos si hay suficiente espacio dentro del ojo para implantar dicha lente con seguridad. Además, debemos realizar un estudio de células endoteliales para conocer el estado del endotelio corneal. A esto hay que sumar el resto de las pruebas que se realizan de forma rutinaria en una consulta para cirugía refractiva.

¿Qué ventajas ofrece esta técnica?

A diferencia de la cirugía láser, la principal ventaja de esta técnica es su reversibilidad. La ICL puede retirarse o recambiarse por otra en el momento en que creamos conveniente. Además, se trata de una técnica aditiva, esto es, no elimina ni altera ninguna estructura del ojo, sino que aporta algo adicional al sistema óptico del paciente. Por otro lado, los estudios han demostrado una mayor calidad visual en pacientes intervenidos mediante ICL, mejorando en muchos casos la visión que el paciente presentaba previamente con su gafa. Provoca menor sequedad ocular y mejor sensibilidad al contraste que las técnicas con láser.

¿Qué indicadores y contraindicaciones existen?

Los candidatos a esta cirugía deben tener entre 21 y 50 años y presentar miopía o hipermetropía estables, que pueden estar combinadas con astigmatismo. Aquellos pacientes con patologías oculares importantes, especialmente si afectan a la córnea o en casos de glaucoma o catarata, no deben ser intervenidos mediante es técnica.

¿Qué riesgos o complicaciones existen?

Al igual que sucede con cualquier actuación médica, esta cirugía no está exenta de riesgos. La implantación de una ICL es una cirugía intraocular y, aunque son muy poco frecuentes, pueden presentarse situaciones que requieran el tratamiento correspondiente para conseguir los mejores resultados en la visión del paciente.

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